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TRENES y algo más

por  "El Tren de Ternaskus" 

Cuesta arriba con el Eléctrico 28.

Desde luego son una entrañable curiosidad estos tranvías de Lisboa, llamados Eléctricos. A partir de 1901 se sustituyeron los carros tirados por caballos que circulaban desde 1873, por tranvías eléctricos con una anchura de vía de 90 cm. Aún hoy circulan por la ciudad, chacoloteando, renqueando y tintineando.

La mayoria de ellos tienen veinte, treinta, cuarenta, años -algunos incluso sesenta  o setenta. En consecuencia, están desgastados y débiles por la edad, aunque aún servibles para el transporte. A menudo  pasan con trabajo entre estrechas callejuelas, suben resollando las cuestas, todo con lentitud y sosiego. Algunas callejuelas son tan estrechas que sólo hay una vía para circular. En otros adelanta más el tranvía por las vías que los autobuses. Pero más a menudo, incluso los tranvías quedan presos de los atascos de tráfico. Aunque, desde luego, para los turistas un viaje en el Eléctrico constituye una de las aventuras mas divertidas de Lisboa.

Una y otra vez se oye hablar de prescindir de algunas líneas por completo. La compañia de transportes Carris, tambien responsable de los Eléctricos, les atribuyen el considerable déficit que se crea año a año debido a los gastos de mantenimiento y reparaciones  de los veteranos tranvías. Pero también es comprensible y evidente que no se pueden retirar de la circulación.

El trayecto de exhibición


El trayecto más dificil, y por ello el más divertido desde el punto de vista turístico, es el que recorre la línea 28. Sale desde el Cemitério dos Prazeres, en el oeste de la ciudad, pasando por la parte baja de la ciudad; sube atravesando la Alfama y el barrio Graca hasta llegar a la parada final en el Largo Martim Moniz . Aunque es el trayecto entre la parte baja de la ciudad (Baixa) y la parada Largo da Graca, la que ofrece el mayor espectáculo que se pueda vivir en un Eléctrico en Lisboa.

Súbase en la parada Rua da Conceicao (en la parte baja cerca de la Praca do Comércio), concretamenre en el tranvía que va en dirección este hacia la catedral, luego en dirección Alfama y seguidamente hacia la parada final Largo Martim Moniz -En el letreo solo pone "M Moniz". A tropezones y renqueando se pone el tranvía en movimiento. Las ventanas corredizas están abiertas. Comienza el viaje, tranquilamente por

El Largo da Madalena. Y ya comienza a empinarse la calle...


A partir de aquí (hasta el final de la ruta, el Largo da Graca), los Eléctricos se arrastran cuesta arriba cada vez con más trabajo.

El conductor gira una y otra vez la manivela quejumbrosa; la línea 28 sube penosamente la cuesta. A mano izquierda pasamos por el Museo Antoniano a la derecha vemos la enorme catedral Patrialchal. Y de nuevo el conductor girando la manivela. Pasando una curva habrá que pasar ahora por un trayecto especialmente empinado. Traqueteando y resoplando, el Eléctrico se arrastra cuesta arriba por la empinada Rua Augusto Rosa. Hay peatones en la acera fotografíando el Eléctrico. Algunos colegiales saltan a los dos estribos de atrás para dejarse subir la cuesta por la línea 28. El conductor gira la manivela de frenar. Corta parada. Suben algunos pasajeros. Tintin -y continúa el viaje cuesta arriba. Finalmente aparece a mano derecha el Miradouro de Santa Luzia. Otra curva en la cuesta: traqueteando, el Eléctrico sube a duras penas el ultimo tramo de la cuesta; por fin, consiguio llegar al Largo das Portas do Sol.


      Hacia la cima


En esta parada casi siempre se encuentran ocupados todos los asientos, de modo que tendra que conformarse con ir de pie.

 

Habiendo alcanzado su punto más elevado, el Tranvía continuará su viaje ahora cuesta abajo, curva tras curva, hasta la parada final en el Largo Martim Moniz.

  Una vista grandiosa

¡Qué viaje tan divertido y aventurero! Mas tarde regresará a la parte baja de la ciudad en tranvía por el mismo camino, pero cuesta abajo. Pero antes debemos hacer una visita al Miradouro da Nossa Senhora do Monte.

 ¡ Qué panorama! ¡ Qué mágico lugar para descansar un rato!

Muy cerca se encuentra  la pequeña capilla del siglo VIII que dió nombre al mirador, detrás de la imagen de la virgen puesta en píe. Pinos, Cipreses  y olivos bordean el lugar. Se podrían pasar horas aquí dejando vagar la vista: Alli el Castillo de Sao Jorge , alli la parte baja de la ciudad con el ascensor de Santa Justa, el Rossio las angostas callejuelas y el tráfico ensordecedor; en la lejanía el Puente del Tajo, la orilla opuesta del río, los barcos navegan por el río.

Solo nos queda tomar el Eléctrico de regreso traqueteando por las calles empedradas, gira a la izquierda y a la derecha. Por fin volvemos a la parada final.

Continuamos el camino cuesta arriba, una curva y otra curva más; las callejuelas cada vez son más angostas. Después de la parada Sao Tomé, el tranvía entra en la Rua das Escolas Gerais, el tramo mas estrecho de todo el trayecto, sólo cabe un carril. Cuando el guardaagujas cambie el semáforo a verde, el tranvía puede pasar. La distancia entre el tranvía y el bordillo de la acera es de apenas un metro.

bares. Metro a metro avanza el Eléctrico cuesta arriba y llega por fin a la parada de la Iglesia de Sao Vicente de Fora. Se pone el freno. Algunos pasajeros empujan hacia la salida y abandonan el tranvía. Aquí detrás de la Iglesia de San Vicente, tiene lugar los martes y sábados el mercadillo Feira de Ladra. Ya suelta el conductor el freno y sigue el viaje cuesta arriba, ahora otra vez con dos carriles.

El camino se vuelve cada vez mas empinado. Pasamos rozando el lado de tiendas tradicionales y

Hasta el Largo de Graca, la plaza central del barrio de Graca. Aqui es donde usted debe que bajar.

U

n original y muy popular medio de transporte lo constituyen los elevadores, con los que se pueden llegar de la parte inferior de la ciudad a la superior (Barrio Alto) y viceversa. Hay tres tranvías elevadores por cable: El elevador de Bica, El elevador de Lavra y el que ilustra la fotografia, el elevador de Glória.


Ademas del:


Elevador de Santa Justa

  

que no es un tranvía por cable como los demás, sino un verdadero ascensor situado independientemente en la calle. Esta original y muy admirada construcción de hierro, tambien es denominada a menudo, Elevador do Carmo. El ascensor comunica la parte inferior de la ciudad (Rua de Santa Justa) con el barrio Chiado en la parte superior. Inaugurado en Agosto de 1901, el ascensor muestra una artística decoración exterior con filigranas de procedencia neo - gótica. Dos cabinas con capacidad para 25 personas suben y bajan por la torre de hierro. La altura  remontada es de 32 m.La destacada y elegante construcción de hierro fue diseñada por Raoul Mesnier de Pousard. Cerca de la parada más baja, se hallan numerosas cafeterias con terraza y negocios.


Desde la plataforma en la entrada/salida superior se disfruta de una interesante vista al Rossio y las calles de la parte inferior de la ciudad dispuestas perpendicularmente. Un puente que cruza la Rua du Carmo comunica el ascensor con el Largo do Carmo. Desde aquí se pueden ver aquellos edificios que fueron víctima del inmenso incendio de 1968 y que ahora son reedificados. Afortunadamente el incendio no llegó alcanzar el ascensor.